Disfrutar de cada shimmie, cada dislocación y cada contracción es difícil. Eva Sampedro es una de esas bailarinas con una indescriptible elegancia que la hacen única. Serpenteante e hipnótica, pone cada acento en su sitio enganchando al espectador con su magnetismo. Me fascina la pasión con la que vive la danza junto a su larga y dedicada trayectoria como profesora y bailarina de danza oriental, tribal y danza india-bollywood.

Eva Sampedro: Cuando me inicié en ballet era una niña y entonces de lo único que era consciente es que la danza me entusiasmaba. Bailaba como una loca en casa, trataba de imitar a Michael Jackson, me disfrazaba y daba vueltas sin parar y me inventaba bailes escuchando los Beatles, Europe, Abba…

En la adolescencia probé otros estilos porque lo que más me apasionaba era bailar. Deseaba que llegase el fin de semana para desfogarme horas y horas en la discoteca bailando sin parar. Fíjate que me fastidiaba el rato que ponían las lentas para el tema parejitas!!

Fue más tarde gracias al yoga, a despertar la conciencia corporal y a la buena enseñanza y pasión de mis maestros cuando encontré en la danza oriental la chispa y la magia que tal vez no había descubierto. De repente sentía armonía en mi cuerpo, una apertura a la creatividad. Fue un proceso de cambio que se desarrolló de un modo muy natural.

T: También practicas yoga desde los 19 años, ¿hay alguna danza o disciplina que te inquieta y que aún no hayas podido profundizar? 

E.S.: Lo cierto es que todos los estilos y formas de danza me interesan y me atraen todos los aspectos de expresión y lenguaje corporal.

Cuando amas la danza, la amas entera. Me encanta ver espectáculos de ballet flamenco, danza contemporánea, performances alternativas, hip-hop, funky, danzas tradicionales japonesas, tailandesas, adoro la danza clásica india… Si la danza tiene calidad y es buena, no me importa el estilo. Disfruto todo. Ojalá pudiera profundizar muuuuuucho más en todas y cada una… y saber tocar algún instrumento musical. Por ejemplo el piano o el violín.

T: Como profesora de danza oriental, tribal y danza india-bollywood ¿cuáles son tus mejores consejos para tus alumnas? ¿Qué aspectos crees que deberían aprenderse en la vida de una bailarina y no se suelen trabajar?

E.S.: Que disfruten siempre del proceso de aprendizaje. Que mimen y respeten su cuerpo. Que sean buenas compañeras antes que buenas bailarinas. Esto es algo que les digo a menudo.

Para aprender o emprender el camino de la danza hay que ser honesta con una misma y humilde. Hay que tener paciencia, nunca prisa. Y hay que ser constante y consecuente. El espacio para la disciplina y la seriedad no tiene por qué estar al margen de la diversión. Se puede aprender mucho, con respeto y esfuerzo, pero disfrutando y riendo siempre.

Nadie nace aprendido y sabiendo todo. Hay que darse permiso y aceptar errores o limitaciones. Después hay que trabajar desde ahí con tesón y armonía para lograr mejoras y evolucionar poquito a poco.

Los aspectos psicológicos y emocionales están directamente unidos a la respuesta física que ofrece nuestro cuerpo. La respiración, la toma de conciencia corporal, la educación postural para cuidar el cuerpo, la anatomía del movimiento para saber qué articulaciones y músculos funcionan o cómo activarlos.

La danza no trata de reproducir movimientos por imitación o se centra exclusivamente en el aspecto técnico. La danza es expresión corporal en movimiento. El cuerpo es el instrumento para comunicarse mediante un lenguaje profundo no hablado. Somos como un recipiente que se va llenando de todo lo que recoge y todo puede afectarnos. Hay que lidiar con eso, con nuestras emociones, y tratar de canalizar y transformar nuestra energía para comunicar a través del cuerpo. Eso es fundamental en la trayectoria del bailarín, y hay que ir descubriéndolo y aprendiéndolo.

T: Desde que empezaste a bailar hasta ahora, ¿qué ha cambiado en el mundo de la danza?

E.S.: La verdad es que todas finalmente han resultado experiencias enriquecedoras que me han dejado hermosos recuerdos. Pero si debo nombrar una, me quedo con el tour por Japón y los momentos vividos con las organizadoras y bailarinas de Tokio.

Ya había estado años atrás en Japón con mi marido porque nos encanta esta cultura y sus tradiciones. Incluso mi marido estudia japonés!! Volver de nuevo allí para impartir workshops y actuar es algo que nunca habría imaginado y resultó apasionante.

T: ¿Cómo preparas tu trabajo para la escena? ¿Alguna superstición?

E.S.: Ninguna superstición. Sólo concentración y serenidad.

En escena encuentro un espacio para la meditación, todo fluye, todo se libera. Previamente escucho la música muchas veces para dejar que me impregne. Siempre se trata de música o piezas que me enganchan e inspiran.

Cuando trabajo coreografías grupales ensayo mucho con mis chicas porque el trabajo es muy importante para lograr una buena sincronía y alimentar la gran energía que podemos experimentar como equipo bailando al unísono.

Cada interpretación es única, es un trocito de ti. Antes de cada actuación encuentro un ratito en el que me gusta relajarme, canalizar mi concentración, estirar, maquillar, vestirte con el traje que tal vez acabaste de coser el día anterior… Y adoro la ducha relajante que me tomo después de una actuación. Es sublime!!

T: ¿Qué sientes cuando estás encima del escenario?
E.S.: Siento libertad. Siento calma. Siento una comunión en armonía de las emociones y el cuerpo. Me encuentro. Me descubro a mí misma. Me comprendo. Siento belleza cuando en otros aspectos o momentos de la vida me cuesta encontrarla. Siento sinceridad. Siento Amor.